
Por la naturaleza de nuestro trabajo en
una institución pública y por la exposición que eso significa, incrementada por
nuestro uso de redes institucionales o participación en conversaciones
digitales, nos pareció importante compartirles estas breves sugerencias. Son
como una guía que se aprende con la práctica y no es fácil hacerlo. La rutina y
el entrenamiento de usarlas, ayuda. Aquí van:
1. Si alguien
habla de A y yo quiero escuchar B o C o Z, el problema es mío, no de quien habla. El debate, la
pregunta, el cuestionamiento debe ser sobre A. Luego, si quien habla quiere
ampliar, bienvenido. Quien habla sobre A, no está obligado a responder como
enciclopedia viviente de todo.
2. Es importante escuchar o leer a otras personas
por sus ideas, aportes y calidad argumental. No sólo por su nivel de seniority (jerarquía,
antigüedad, estatus). La interacción
horizontal y abierta es parte de las redes. Además, en la práctica funciona
así.
3. La
dimensión personal cuenta. La actitud cuenta. El disenso cuenta. El respeto cuenta -y mucho-. La postura firme y
sostenida con argumentos e ideas cuenta. Lo que no cuenta es la humillación. No
cuenta el desprecio. No cuenta la agresión. No cuenta el insulto. No cuenta la
descalificación
4. Las
contradicciones son humanas y suelen ser explicables contextualmente. Son comunes
y recurrentes. Usarlas
y aceptarlas es parte de la narrativa digital sin filtros. Todos y todas estamos expuestos a ellas.
6. Se aprende con la
interacción. Se
corrigen, se amplían y profundizan las miradas. Se aprende mucho y ayuda al
autocontrol para no caer en todo lo que antes de describe.